Los cortinajes de terciopelo rojo, recientemente ubicados, permanecen a la espera en el antológico balcón central de la Basílica de San Pedro, cuya puerta se abrirá para la primera aparición del nuevo papa.
Foto: tomada de vatican.va
Y son muchos quienes aguardan ese instante -en especial los 1.400 millones de católicos-, expectantes por conocer la noticia de quién será el sucesor del papa argentino Jorge Bergoglio, primer pontífice latinoamericano en la historia del Vaticano.
Pero a partir de este miércoles la espera ya será más corta porque justo hoy da inicio, a partir de las 4:30 de la tarde en Roma, el cónclave que elegirá al nuevo papa, el número 267.
El portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, informó el pasado lunes 5 que los 133 cardenales electores ya se encontraban en Roma, donde, en la Capilla Sixtina, bajo los frescos de Miguel Ángel, votarán a partir de hoy, una y otra vez, hasta que un candidato obtenga una mayoría de dos tercios.
Entre tanto, la multitud colmará la plaza de San Pedro con la vista fija en la chimenea instalada en lo alto de esa capilla porque de ella emanará la noticia.
Instalando la chimenea conectada a las estufas de la Capilla Sixtina. Foto: ANSA
Una historia que no se hace humo
La tradición del cónclave se remonta a la Edad Media. Tras la prolongada vacancia ocurrida entre 1268 y 1271, en 1274 el papa Gregorio X promulgó la bula Ubi periculum, ordenando que los cardenales electores fueran encerrados “cum clave” (bajo llave) hasta nombrar al nuevo pontífice, de ahí el origen de la palabra cónclave.
Desde entonces, las votaciones se celebran en la Capilla Sixtina del Vaticano, asociadas a misas y procesiones solemnes en la Basílica de San Pedro.
Ya desde 1059 el papa Nicolás II había definido que sólo los miembros del Colegio Cardenalicio elegirían al papa, y tiempo después, Pío X y otros pontífices fueron afinando las reglas, hasta el presente, cuando la constitución apostólica Universi Dominici Gregis -de 1996- regula cada detalle de ese acontecimiento, incluyendo la exclusión de los cardenales mayores de 80 años y la exigencia de una mayoría de dos tercios para que un candidato sea elegido papa.
La Basílica de San Pedro. Foto: tomada de vaticannews.va
Cuando un papa fallece se abre el período de sede vacante, durante el cual el Colegio Cardenalicio se encarga de la administración temporalmente y de preparar la elección. Según la ley vigente, se espera hasta 15 días para reunir a todos los cardenales electores y, en todo caso, antes de 20 días desde la vacancia todos deben iniciar el encierro electoral.
Y cuando ya arriban a la Capilla Sixtina, cada cardenal presta juramento con la mano sobre el Evangelio, prometiendo cumplir las normas del cónclave, mantener el secreto y elegir según su conciencia. Una vez realizado el juramento, el Maestro de Ceremonias exclama “¡Extra omnes!” (¡Todos fuera!). Es la orden de salir para quienes no son los cardenales electores.
A partir de ese instante, inicia oficialmente el cónclave, a puertas cerradas y bajo una estricta vigilancia que evita cualquier tipo de comunicación con el exterior.
¿Cómo transcurre la votación?
Los cardenales reciben papeletas rectangulares que llevan impresa la frase latina Eligo in Summum Pontificem (Elijo como Sumo Pontífice) y en ella escribirán a mano el nombre de su elección.
Cada cardenal elector, por orden de precedencia, después de haber escrito y doblado su papeleta, sosteniéndola en alto para que sea visible, la lleva al altar, donde se encuentran los escrutadores y sobre el cual está colocado un receptáculo cubierto con un plato para recoger las papeletas.
Frente al altar de la Capilla Sixtina, el monumental fresco "El Juicio Final", de Miguel Ángel. Imagen: tomada de experienciasconarte.com
Al terminar cada votación –pueden realizarse hasta cuatro al día-, los escrutadores –que también son cardenales, designados por sorteo- cuentan los votos. Si transcurren tres días sin que nadie alcance la mayoría requerida, las sesiones se suspenden durante un máximo de un día para una pausa de oración, libre discusión entre los electores y una breve exhortación espiritual, y luego se reanuda el proceso hasta que uno de los electos obtenga al menos dos tercios de los votos.
Después de cada escrutinio se queman las boletas en una estufa ubicada en la capilla y si es humo negro (fumata nera) el que sale por la chimenea, indica que no hubo consenso.
Mas si es un humo blanco el que emana (fumata bianca), entonces el mundo conoce que ha sido elegido un nuevo papa.
En la antigüedad, para que el humo fuera blanco si se llegaba a un resultado final, agregaban paja húmeda al momento de quemar las boletas, pero a partir del siglo XX se añaden compuestos químicos que acentúan la blancura del humo. Y ese fumata blanca se acompaña desde el cónclave de 2005 por el repicar de campanas de San Pedro.
El cónclave de 2025
Este cónclave que da comienzo hoy miércoles aseguran que será el más internacional de la historia, al incluir representantes de 70 países de los cinco continentes.
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En total, el Colegio Cardenalicio lo integran 252 cardenales, pero como solo los menores de 80 años tienen derecho a votar - los llamados cardenales electores- serán solo 133 quienes elijan al papa –dos cardenales no asisten por motivos de salud.
De ese total, 23 son cardenales de América Latina.
En esta mañana, los cardenales participan en la misa "por la elección del Romano Pontífice", presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio. Y al filo de las 4:30 de la tarde, hora local, se encaminarán en procesión hacia la Capilla Sixtina.
Es altamente probable que hoy no haya ningún resultado conclusivo porque este es también el cónclave con mayor cantidad de participantes y serán necesarios 89 votos –cifra que nunca antes había sido tan alta- para hacer una elección definitiva.
De ahí que se prevean varias rondas de votación, quizás más de las realizadas en los cónclaves de 2005 y 2013, que respectivamente requirieron de 4 y 5 votaciones, respectivamente.
Antes de comenzar el cónclave de 2013, cuando resulto elegido el papa Francisco Foto: CNS/Vatican Media
Pero sí es seguro que en algún momento de los próximos días, finalmente sea avistada la fumata blanca.
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Será entonces cuando, según las normas, el cardenal decano entre de nuevo a la Capilla Sixtina y llame por su nombre al recién elegido preguntándole en latín: “Acceptasne canonice electionem de te factam in Summum Pontificem?” (¿Aceptas tu elección como Sumo Pontífice?)
Una vez recibida la confirmación, le cubrirán con las vestiduras papales; en el balcón central de la Basílica de San Pedro se abrirán las puertas con sus rojos cortinajes, pronunciarán el antológico anuncio de “¡Habemus Papam!” y el nuevo pontífice se mostrará por primera vez allí ante el mundo.